miércoles, 27 de abril de 2016

Villa Savoye

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La vivienda fue habitada por sus dueños durante un corto espacio de tiempo. El edificio se terminó en 1929, pero tras la invasión alemana de Francia de 1940, fue abandonado y posteriormente bombardeado e incendiado durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1963 la Villa Savoye fue declarada patrimonio arquitectónico por parte del gobierno francés, y se procedió posteriormente a restaurarla, ya que se encontraba en un estado de ruina tras la dejadez y los ataques sufridos en la guerra. Le Corbusier muere antes de que se inicie la rehabilitación diseñada por él después de 1960 y que, si se hubiera llevada a cabo, la habría modificado considerablemente.
Actualmente es una "casa-museo", dedicada a la vida y obra de Le Corbusier y mantenida por la sociedad pública Monuments of France, recibiendo miles de visitas al año, principalmente de arquitectos y estudiantes.
Aunque en su momento Villa Saboya fue concebida con carácter único, Le Corbusier no renunció a considerarla prototipo tipológico para futuras edificaciones en serie
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La Villa Savoye fue proyectada por Le Corbusier como paradigma de la vivienda como “machine à habiter”, de forma que las funciones de la vida diaria en ella se vuelven fundamentales para su diseño. El movimiento de los coches para entrar al interior de la vivienda (un motivo que apasionaba a Le Corbusier desde hacía años) es el detonante para la concepción del edificio. También en este término se engloba el hecho de que la vivienda se conciba pretendidamente como objeto que se posa sobre el paisaje, siendo totalmente autónomo del mismo y pudiendo ser colocado en cualquier lugar del globo. La arquitectura sigue de este modo a aeroplanos, automóviles y paquebotes, y con el objetivo final declarado de lograr producir las viviendas en serie.
La planta baja sobre pilotis también avanza en este sentido, ya que independiza la Villa de su jardín, y fue recogido como uno de los puntos fundamentales de la primera generación de la Arquitectura Internacional.
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Villa Savoye, que fue bautizada con el nombre de “Les Heures clairs” (Las horas claras), ofrece la imagen de un uso libre de los “cinco puntos” de una nueva arquitectura, formulados por el arquitecto en 1927:
  • Villa Saboya se levanta, aislada del suelo sobre un sistema de pilotes.
  • Planta libre, conseguida mediante la separación entre columnas de carga y paredes subdivisorias del espacio.
  • Fachada libre, al perder el muro su función sustentante, no hay fachada principal y carece de elementos decorativos.
  • La cubierta plana es transformada en jardín, sustituyendo el tejado y recuperando la zona de suelo cubierta por el bosque.
  • La ventana longitudinal permite que el espacio natural, el espacio exterior, se integre con el espacio artificial, el interior, a la vez que uniformiza la entrada de luz
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La parte principal de la vivienda: salón, comedor, cocina, dormitorios y baños, se encuentra ubicada en la planta primera, mientras que la planta baja está ocupada por el hall y dependencias para el servicio, y cuenta con un garaje capaz de soportar 3 automóviles de la época, algo que fue un hito para la historia de la arquitectura y un gran adelanto para su tiempo. La cubierta es plana y en ella se encuentra un pequeño jardín.
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Con un exterior estrictamente funcional, el volumen descansa sobre pilotis en una gran extensión de césped. La planta baja tiene una forma curva que subraya el movimiento y la influencia de los automóviles en la misma. En un costado, ocupando aproximadamente la cuarta parte de la planta, se encuentra el garaje, con capacidad para tres automóviles de 1930 (considerablemente más grandes que los actuales), y sustituyendo el espacio que antiguamente ocupaban las cuadras y caballos. El acceso para automóviles no puede resultar más directo, ya que aparcan entre los pilotes.
En la parte frontal y próxima a la entrada rodada se encuentra la entrada de a pie, una pared semirredonda de vidrio, frente a la cual se abre un hall que cuenta con dos elementos principales: "una rampa" que recorre desde abajo y hacia arriba todo el edificio y que constituye su espina dorsal, prolongando este movimiento desde fuera hacia dentro, y "una escalera de caracol". Para Le Corbusier, la escalera “separa” mientras que la rampa “une”. En este caso, extiende desde el césped hasta el cielo el hilo de un majestuoso “paseo arquitectónico” entre la puerta de entrada, el apartamento situado en la primera planta y la terraza solarium situada en la cubierta.
Todo el interior del hall se encuentra pintado de blanco, lo que representa el interés de Le Corbusier por la arquitectura sanitaria y la higiene en una época en el que las ciudades sufrían las consecuencias de la sobrepoblación en forma de epidemias, y plasmando el importante descubrimiento de la vida microbiana en todas partes, incluyendo el interior de las viviendas. Este punto también se ve plasmado en la profusión de aseos y retretes en el interior de la Villa, aparentemente muy superior a las necesidades y aprovechando el agua corriente con la que se contaba.
Más alejadas de la entrada aparecen tres habitaciones para invitados y servicio

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Dentro del prisma de la planta cuadrada, la vivienda se distribuye a lo largo de una planta en "L", que separa claramente la parte pública de los dormitorios. Aunque a través de todo el recorrido de la vivienda se puede disfrutar de luz y vistas del paisaje, “abierta a los cuatro horizontes”, ningún observador situado a nivel de suelo, podrá vislumbrar el interior. De este modo, el funcionalismo de Villa Saboya está determinado por un “diseño para la vida cotidiana” y no por una simple eficacia mecánica.
La sala de estar puede considerarse la parte cubierta de un amplio espacio de recepción, del que las dos terceras partes consisten en un patio abierto al paisaje mediante una ventana rasgada, continua entre el interior y el exterior, de tal manera que el cristal no parece ser más que un leve diafragma. La sala continúa fuera, al aire libre, bordeada por una gran pantalla, que de algún modo evoca ciertos cuadros puristas, separada y unida a la sala interior por una gran puerta-ventana íntegramente corredera que crea continuidad entre los ambientes.
A los tres dormitorios se tienen acceso a través de pasillos que los separan del baño principal y vestidores. Esta distribución de los dormitorios y sus anexos recuerdan los palacetes parisinos del siglo XVIII. El cuarto de baño recibe luz cenital.


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